EL Señor Dios el Omnipotente me ha mandado a mí, Su Siervo, el Mensajero, a vosotros, para que mis palabras, interpretadas por vosotros, lleguen a todos los pueblos de la Tierra. ¡Hombres! vuestro Dios, el Padre de vuestro espíritu, me encomendó hablaros a vosotros: En la alborada de los tiempos terrestres, los hijos menores de Dios prometieron a su Padre edificar lo que habían derribado sus hermanos y hermanas mayores. Después de muchos períodos de sufrimientos, penas y desilusiones, ellos ahora, en virtud de su voluntad, en virtud de su amor y mediante la ayuda de su Padre, han avanzado tanto, que han triunfado sobre las Tinieblas, liberado a su hermano mayor y lo han recuperado a la Luz y al Hogar; pero todavía han de transcurrir muchas eternidades temporales hasta que puedan cumplir plenamente la promesa dada: guiaros a vosotros, los hijos más pequeños de Dios, a Su Glorioso Reino. Porque no será consumada la Obra de Amor de los Menores hasta que los últimos de vosotros sean recibidos en el Hogar Paterno. ¡Hombres! Han de transcurrir todavía muchas eternidades temporales hasta que podáis reuniros con vuestro Padre Celestial, hasta que podáis reuniros con El, que, compadeciéndose profundamente de las criaturas de sus hijos caídos, dió al espíritu humano la Vida Eterna. Muchas eternidades temporales han de transcurrir aún, hasta que hayáis finalizado vuestra marcha; porque sóis como los niños que ven sin comprender, que oyen sin entender. Como los niños, os alegráis de las frutas de bellos colores sin inquietaros de si el gusano ha roído la pulpa y la semilla. Como los niños, no sabéis distinguir el oropel del oro; con vehemencia y anhelo os lanzáis sobre el abigarrado e inservible oropel, mientras que menospreciáis el precioso y genuino metal. Sí, sois más pequeños y peores que los niños; porque a causa de vuestro anhelo ciego por los tesoros terrestres, por el poder y el honor, a causa de vuestro mutuo odio y rencor, reñís y combatís incesantemente, asesináis, robáis, violáis y quemáis sin querer comprender que los sufrimientos y las penas que causáis a otros, repercuten también en vosotros mismos; la repercusión dura pero justa hará blanco en vosotros mientras sigáis abusando y menospreciando el Don que vuestro Padro os ha dado - la voluntad de querer lo bueno, la voluntad de querer triunfar sobre el Mal; y mientras vuestra voluntad se incline por el pecado y por la maldad, por la mentira y por la discordia, no será avivada la Voluntad de vuestro Padre entre vosotros. ¡Hombres, escuchadme todos! vuestro Padre os llama, y a través de Su Siervo os pregunta: ¿Cuándo traspasaréis el umbral de la niñez? ¿Cuándo abriréis vuestros ojos para ver cuán imperfectos sóis? ¿Cuándo comprenderéis que habréis de renacer una y otra vez en la Tierra para que cada vida terrestre os acerque más a vuestro Dios y Padre? ¿Cuándo aprenderéis a seguir vuestra conciencia, a oír la voz de la verdad, del amor y de la justicia que os habla a vosotros? ¿Cuándo dejaréis de difamar a los que os preceden a vosotros en sabiduría? ¿Cuándo recibiréis con comprensión a los hijos de la Luz que nacen entre vosotros para sacaros de las Tinieblas? ¿Cuándo aprenderéis a regocijáros por lo que es vuestro, sin envidiar a vuestro prójimo ni privarle de sus bienes? ¿Cuándo dejaréis de interrumpir vuestra propia vida terrestre o la de vuestro prójimo con violencia* o por negligencia* antes de que llegue la muerte, el momento de la muerte que el Señor Dios ha prescrito para cada uno de vosotros? ¿Cuándo detendréis las horribles, sangrientas y blasfemas contiendas que constantemente son libradas entre vosotros? ¿Cuándo eliminaréis todo odio racial y aprenderéis a estimar y a amaros los unos a los otros? ¿Cuándo permitiréis que vuestra voluntad se una con la Voluntad de vuestro Padre? ¿Y cuándo, cuándo acordaréis todos - sin excepción de razas ni color - dar la bienvenida a una paz duradera entre vosotros? Vuestro Padre me mandó que os hiciera tales preguntas. ¿Cuál será vuestra respuesta? Porque el futuro descansa en vuestras propias manos; tal como lo deseéis, tal como lo queráis, así crearéis vuestro futuro y el de vuestros descendientes. Si seguís peregrinando por las sendas de las Tinieblas, si no cesáis de odiar y de perseguiros los unos a los otros, si seguís permitiendo matar en sangrientas luchas a miles de vuestros hermanos, esposos, padres e hijos para satisfacer vuestro odio y vuestra ansia de poder; si seguís asesinando, robando saqueando, violando y quemando, y constantemente derribáis lo que es edificado y separáis lo que es juntado: entonces vuestro Padre se apenará por vosotros, entonces las penas, los sufrimientos y los desengaños obstaculizarán a los Menores en su obra de amor por vosotros, entonces vuestra marcha hacia la lejana Meta resultará infinitamente larga e infinitamente dificultosa. Mas si queréis peregrinar por las sendas de la Luz, así como os ha mostrado aquí vuestro Líder y Guía voluntario, el mayor de los Menores; si os apoyáis en la mano que él amorosamente os tiende; si recibís con confianza el Mensaje que aquí os ha sido dado en nombre de vuestro Padre para proporcionaros la lucidez y la paz que todos buscáis: entonces vuestro Padre se regocijará por vosotros, entonces los hijos de la Luz nacerán con mayor agrado entre vosotros para sacaros de las Tinieblas, entonces vuestra marcha, si bien será larga y dificultosa, será acortada muchas eternidades temporales. Porque entonces la semilla que vuestro Padre ha sembrado en vuestros corazones germinará sobre las Tinieblas, florecerá y dará frutos, no diez, ni veinte, ni tampoco sesenta medidas, sino mil veces mil medidas! ¡Hombres! ¡Elegid los caminos por los que vosotros y vuestros descendientes peregrinaréis en el futuro! ¡Elegid sin coacción! porque Dios el Omnipotente no obliga a nadie y nadie debe obligar a su prójimo. Mas, ¡rogad todos a vuestro Padre que fortalezca vuestra voluntad, de modo que ésta pueda triunfar sobre el Mal y conduciros adelante hacia la Luz! ¡Hombres! vuestro Padre os añora; El os acompaña en lo malo y en lo bueno. El os acompaña en penas y en alegrías, ya caminéis por las más profundas Tinieblas o por la Luz más nítida. Su amor por vosotros es inmesurable, y Su paciencia no tiene límites. ¡Hombres! ¡vuestro Padre os añora! El me pidió a mí, Su Siervo, traeros a todos vosotros Su Paternal Saludo. Su paz sea con vosotros por eternidad de eternidades! Amén. ____________ |